Se trata de Pablo Javier Gaona Miranda, nacido el 13 de abril
de 1978 y secuestrado ese mismo año con sus padres. Es hijo de la tucumana
María Rosa Miranda y del paraguayo Ricardo Gaona Paiva aún desaparecidos.
Abuelas
de Plaza de Mayo anunció hoy la restitución de la identidad a Pablo Javier
Gaona Miranda, el nieto 106 recuperado. Durante una conferencia de prensa,
explicaron que el joven nació el 13 de abril de 1978 y fue secuestrado el 14 de
mayo de ese mismo año junto a sus padres Ricardo Gaona Paiva -nacido en
Paraguay- y la tucumana María Rosa Miranda. Tenía apenas un mes de vida.
La restitución del joven se
logró luego de que el 29 de junio último, Pablo Javier se acercara a Abuelas
con dudas sobre su origen.
Frente a los indicios de que
podría tratarse de un hijo de desaparecidos , fue derivado a la Comisión
Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) para que se le realizara el
correspondiente examen de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).
Ricardo Gaona Paiva nació en
Asunción del Paraguay el 20 de septiembre de 1956 y en su familia lo apodaban
"Petit", informó Abuelas en un comunicado.
"Militó en la Juventud
Universitaria Peronista (JUP), estuvo detenido en la Comisaría de Villa
Martelli y en la cárcel de Olmos, y a poco de recuperar la libertad se integró
al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)", agregó.
En cuanto a la madre de
Pablo Javier, María Rosa Miranda, recordaron que también era militante del ERP
y que había nacido "en la provincia de Tucumán el 10 de noviembre de
1949". Sus amigos le decían "Mery" y su nombre mientras militaba
era "Silvia". Al papá del joven recuperado sus compañeros le decían
"Jorge" o "Paraguayo", informó Abuelas.
Ricardo consiguió trabajo
como portero de un edificio en el centro porteño y allí se mudaron con María
Rosa, que pronto quedó embarazada. El 13 de abril de 1978 en el Hospital
Rivadavia nació Pablo Javier. Un mes y un día más tarde, el 14 de mayo de 1978,
la familia "se dirigió a Villa Martelli, a la casa de los padres de
Ricardo, en donde se reunieron para celebrar el aniversario de la independencia
de Paraguay. Se despidieron y nunca más se supo de ellos", indicaron.
Pablo Javier fue entregado a
un matrimonio que lo anotó como hijo propio. El entregador fue un coronel
retirado, primo del apropiador, quien además es su padrino. Aunque el chico
siempre supo que no era hijo biológico, le habían dicho que había sido traído
de Misiones.
En 2001, Pablo Javier empezó
a tener dudas y se preguntó si podía ser hijo de desaparecidos. Siete años más
tarde, le dijo a la mujer que lo crió que iba a acercarse a Abuelas. Según
Abuelas, "luego de unos rodeos, la mujer le confirmó su sospecha: era hijo
de desaparecidos y lo había entregado su padrino". Los exámenes de ADN lo
confirmaron.
Abuelas estima que unos 500
hijos de desaparecidos, fueron robados y apropiados por represores o sus cómplices
durante la última dictadura.
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